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lunes, 29 de abril de 2013

Solo por capricho.

Tu, abres la boca y sueltas lo primero que se te pasa por la cabeza, y ni siquiera te paras ni un segundo a pensar lo que hay detrás de la fachada de cada persona. Detrás de cada uno hay una historia y no te puedes permitir  el lujo de acusar a alguien sin saber de que material esta hecha la persona de la que te estas riendo o a la que estas humillando. Eso no se hace. Tienes una mínima idea de lo que supone no ser capaz de expresar lo que piensas. Yo, como toda persona de este mundo siento, padezco, pienso y sufro pero tu no sabes la putada que es tener que guardártelo todo en la garganta y no poder sacarlo fuera por miedo al 'Que dirán' y a la reacción de los demás. Creeme que no lo hago por gusto, si ahora me callo es porque algún día abrí la boca y me la taparon a la fuerza y me hicieron daño. Desde entonces, erróneamente creo que la solución es decir que si a todo, no rechistar, no opinar, y no darle rienda suelta a tu imaginación. ¿Tienes idea de lo que es avergonzarse de uno mismo? De lo que es ir por la calle con la cabeza baja deseando que nadie te mire porque te da la sensación de que todo el mundo se esta riendo de ti, de que están hablando de lo que llevas o de lo que les parece tu cuerpo ¿Tienes idea de lo que es sentir que nadie te respeta? Que intentas poner limites pero todo el mundo se los salta. Que hay una voz que te dice que no vas a ser capaz de conseguirlo y que por mucho que lo intentes, y persigas y vuelvas a intentarlo no vas a conseguirlo porque no eres capaz. Siempre hay una voz por detrás que te impide que hagas lo que realmente te apetece y así es como poco a poco te olvidas de ti mismo, de quien eres, de donde vienes, porque estas donde estas. Eso, es vivir para el otro y sentir que si no entregas todas tus metas, decisiones y objetivos a la otra persona y al resto del mundo, no vas a llegar a ningún sitio. Te aseguro que es realmente triste solamente valorar la vida del otro y sentir que tu vida es una mierda. Y a pesar de que nadie da un duro por ti, porque casualmente siempre escoges a los que te hacen daño, tu sigues ahí soñado que algún día alguien va a venir simplemente a decirte que le importas, que quiere cuidar de ti o que pelearía lo más mínimo por mantenerte a salvo. ¿Conoces la sensación de darte asco, de no ser capaz de mirarte al espejo porque te devuelve de todo, menos lo que quieres encontrar? Ese maldito momento en el que te quedas mirando tu reflejo, y no sois capaces de mantener la mirada porque ni tu le quieres a él, ni él te quiere a ti. Te quitarías de allí y te pondrías de aquí, cambiarías tu cuerpo de pies a cabeza. Conoces la sensación de querer tener el estomago y la mente vacía, no de quererlo sino de necesitarlo, de sentirte tan ligera como una pluma, de volar, porque crees que es para lo único que sirves. Y al final lo único que consigues es marearte y desvanecerte en el suelo por llevar dos días sin comer. Es muy duro, que la única utilidad que le veas a los cubiertos sea para lesionarte, es demasiado duro. Es casi tan duro como pensar que cada gramo de comida que te metas por la boca es una hora de castigo de ejercicio. Tú nunca has tenido una voz en la cabeza que te grita que eres una gorda de mierda y que no eres capaz ni de tener la boca cerrada. ¿Sabes lo que es estar obsesionado con algo? No poder dejar de pensar en la misma cosa una y otra vez, reír, llorar, despertar y acostarte por ello. Con la sensación de que por mucho que te esfuerces, por mucho que corras, por mucho que adelgaces, no vas a conseguirlo porque no eres nadie como para que las cosas te vayan bien. En consecuencia te pasas todo el día encerrado a cuatro paredes, con la música a toda hostia  para que nadie te escuche llorar, destrozandote la garganta y pensando que no tienes un hueco en este mundo.Y te aseguro que es bastante importante, lo que pasa es que estamos acostumbrados a tener ese hueco en el mundo. A su vez, todo lo que le pides al mundo es que nadie te llame ni te pida explicaciones, pero al mismo tiempo estas esperando a que suene el móvil y alguien te pregunte ¿Cómo estas?. Menudo caos mental, eh. No le deseo a nadie la sensación de estar peleado consigo mismo. Eso es una jodida pesadilla. Pero tú, sin embargo te empeñas en seguir pensando que es por capricho, o por la llamar la atención, crees que es muy fácil dejar los pensamientos a un lado y seguir adelante. Y oye, no es tan fácil seguir adelante cuando no eres capaz de plantarte delante de un plato y probar bocado, cuando no eres capaz de pedir que te respeten. Sentirte atacado, humillado y juzgado por todas partes, no es fácil y no es ningún juego.

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